
Frailes Carmelitas Descalzos
El fin primordial y principal de los Carmelitas como expresa nuestra regla, o norma de vida, es Vivir en obsequio de Jesucristo día y noche. La oración, el tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama, en palabras de Teresa de Jesús es nuestro gran objetivo y fin. Y desde aquí irradiamos nuestro carisma a la Iglesia con Centros de Espiritualidad (casas de oración, desiertos, casas convencionales…). Y ayudamos a las diversas Iglesias locales de todo el mundo, desde las parroquias que atendemos pastoralmente, tanto en ciudades como en tierras de misión. Otro apartado de nuestro carisma es el de irradiarlo a través de los escritos de espiritualidad (contamos con varias editoriales), de ejercicios espirituales, de la dirección espiritual…
En México, formamos 16 comunidades repartidas en 9 Estados del territorio nacional.
Elementos primordiales de nuestra vocación:
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Abrazamos la vida religiosa “en obsequio de Jesucristo”, apoyándonos en el común destino, la imitación y el patrocinio de la Virgen María.
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Nuestra vocación es fundamentalmente una gracia, que nos impulsa, en una comunión fraterna de vida, a la misteriosa unión con Dios.
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Estamos llamados a la oración que, alimentada con la escucha de la Palabra de Dios y la liturgia, nos conduce al trato de amistad con Dios, no solo cuando oramos, sino cuando vivimos.
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Pertenece al mismo ser de nuestro carisma penetrar de celo apostólico la oración y toda la vida consagrada.
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Desde nuestra vida de oración y contemplación colocar al servicio de la Iglesia nuestro apostolado.
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Edificar nuestra vida sobre el cimiento de la abnegación evangélica.
