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Los Carmelitas Descalzos, “amigos fuertes de Dios”, seguimos a Jesús… amigo verdadero, Maestro y compañero… recibimos de Teresa de Jesús el carisma y la espiritualidad que nos anima en nuestra vocación a querer vivir este estilo de vida que se centra en vivir en obsequio de Jesucristo donde queremos tener puesta la mirada en Él y lo contemplamos en la vivencia cotidiana del camino evangélico que nos transforma por amor para alcanzar la unión con Dios.
Teresa de Jesús nos muestra el camino de la contemplación por la relación con Jesús humano porque en negocios y persecuciones y trabajos, cuando no se puede tener tanta quietud y en tiempo de sequedades, es muy buen amigo Cristo, porque le miramos hombre y vémosle con flaquezas y trabajos, y es compañía...
De esta experiencia surge la AMISTAD con Jesús donde nos motiva al trato fraterno con los hermanos formando una comunidad-familia y desde esta vivencia fraterna servimos a la Iglesia como un don para la humanidad.
Nuestra vocación exige que se vea reflejada en la vida, por ello, las virtudes grandes teresianas del amor, desasimiento y humildad, son banderas que nos motivan a disponernos a conformar nuestra voluntad con la de Dios y dejarnos hacer por Él dando nuestra vida del todo al TODO.
Por el ejercicio cotidiano de los votos y la abnegación evangélica, queremos ser signos de la presencia del Dios verdadero y buscamos ser hombres contemplativos donde colaboremos con la Iglesia a rescatar los valores de unidad, verdad, justicia y paz, luchando por la dignidad de la persona donde Dios ha puesto su morada.