La presencia de la Orden del Carmen Descalzo en México data de 1585. Muchos años siguiendo los pasos del Señor en nuestra historia. Conscientes de esta presencia interpelante de Dios en la realidad mexicana y estimulados por nuestro carisma teresiano-sanjuanista vivimos en una constante revisión de nuestra vida. Sentimos, como en otro tiempo, la necesidad de traducir a un lenguaje actualizado la riqueza doctrinal de nuestra espiritualidad. Experimentamos la presencia de signos positivos que nos dan garantía de un futuro esperanzador. Por una parte no somos espectadores pasivos frente a los signos de los tiempos en A.L., sino que nos hemos dejado  inquietar por el desafío que implican. Por otra, somos conscientes de nuestro pasado y hemos crecido en identidad abiertos a la realidad de la familia del Carmelo en todo el mundo.

 

Nuestra Provincia de San Alberto, tiene más de cuatro siglos de existencia y, como todo grupo dentro de la Iglesia y de la sociedad, hemos enfrentado diversos desafíos y hemos conocido períodos de florecimiento y decadencia, de entusiasmo y desaliento que han ido caracterizando sus diversas etapas.

 

Nuestras fundaciones

En este momento de nuestra historia, los carmelitas nos encontramos trabajando en reforzar nuestra identidad carmelitano-teresiana para responder a los retos socio-culturales y eclesiales de nuestra patria en este cambio de época. Prueba de ello es nuestro compromiso con la pastoral de la espiritualidad, el interés por especializar a nuestros religiosos  y laicos en esta línea.  Nuestra presencia en 16 casas abarca desde “casas de oración y centros de espiritualidad”, pasando por una presencia misionera entre los indígenas totonacas en Hueytlalpan, Puebla.

 

La familia del Carmelo es numerosa, si consideramos los monasterios de carmelitas descalzas que son 38 en México, sin contar los que se encuentran en  Buea, Camerún, Guatemala, Honduras, Managua y Miami. Nuestra familia también cuenta con la Orden del Carmelo Seglar presente casi en todos los estados de la República y el laicado asociado de la familia carmelitana en México.  Además, la Provincia de San Alberto en México tiene relaciones positivas con los diferentes Institutos afiliados con quienes colaboramos en la tarea de la evangelización.

 

Un futuro esperanzador

Nuestra Provincia dado el número de religiosos y sacerdotes permite mirar al futuro con esperanza. Experimentamos la necesidad de continuar adelante con fidelidad creativa y mirar al futuro hacia dónde nos conduce el Espíritu para seguir haciendo con nosotros grandes cosas.

 

Desde el punto de vista económico, aunque carecemos de grandes recursos – ya no hay grandes haciendas-, no falta lo suficiente, vivimos de nuestro trabajo, para salir al encuentro de necesidades apostólicas y de formación y entre nosotros hay un espíritu de solidaridad eficiente.

 

Con este telón de fondo queremos responder hoy a las interpelaciones de Dios en nuestra vida para seguir el paso del Señor por nuestra historia.