
Nuestra Historia
Origen de la fundación de los carmelitas descalzos en México
No cabe duda que la fundación de la Reforma en nuestra Patria vino a hacer realidad los anhelos de S. Teresa. Ya sabemos cuál fue su reacción ante las tristes noticias que el P. Maldonado le llevó de las Indias: "... yo quedé tan lastimada de la perdición de tantas almas que no cabía en mí. Fuime a una ermita con hartas lágrimas; clamaba a nuestro Señor, suplicándole diese medio como yo pudiese algo para ganar algún almas para su servicio, pues tantas llevaba el demonio…" (Fundaciones 1, 7).
Felipe II, movido por el celo de las almas y para cumplir con la obligación que tenía de enviar misioneros a las Indias, viendo en los Descalzos las cualidades necesarias para esta labor, manifestó “a N.P. Fr. Juan de la Cruz y al P. Jerónimo Gracián que era Provincial entonces y a otros prelados de la Religión, que sería servicio de Nuestro Señor y gusto suyo que viniesen..., a fundar a la Nueva España, ofreciéndoles que él les haría la costa y les sería amparo en aquellas tierras”.
Grandes eran los favores que la Descalcez había recibido de su Majestad para que su deseo fuera desatendido; pero mayores eran las aficiones misioneras del P. Gracián. Por eso, siendo Provincial, y poco antes del Capítulo de Lisboa, decidió enviar cuatro religiosos bajo la presidencia del P. Juan de la Madre de Dios. Al pedir la licencia al Consejo de Indias, su Presidente le pidió que enviase no cuatro, sino doce religiosos en honra de los doce apóstoles.
Primeros Carmelitas en la Nueva España
En la patente que se dio se nombran los siguientes: F. Juan de la Madre de Dios, que venía como Vicario Provincial, F. Pedro de S. Hilarión, F. Ignacio de Jesús, Fr. Ángel, Fr. Bernardo, Fr. José de Jesús María, Fr. Anastasio de la Madre de Dios, Fr. Diego de Santiago, Fr. Pedro de los Apóstoles y Fr. Arsenio de S. Ildefonso.
Embarcados en Sevilla, precisamente en la flota que traía al Excmo. Sr. D. Álvaro Manrique de Zúñiga, Marqués de Villamanrique, séptimo Virrey de la Nueva España, arribaron al puerto de S. Juan de Ulúa (Veracruz) el 27 de septiembre de 1585, día de S. Cosme y Damián. Era Arzobispo de México D. Pedro Moya Contreras; gobernaba la Iglesia Sixto V. Era Provincial el P. Nicolás de Jesús María (Doria).
Grande gloria es para nuestra Provincia el poder contar a S. Juan de la Cruz y al P. Jerónimo Gracián como Superiores nombrados de ella. Sólo las circunstancias históricas no permitieron que esto se hiciera realidad. La erección canónica de la Provincia de S. Alberto de México se realizó en 1594.
Para predicar el Evangelio
El objetivo que traían nuestros Carmelitas era, sin discusión, predicar el Evangelio. Venían con su mente puesta en las regiones de Nuevo México. Pero tanto este intento misional como el de Filipinas y el de California fracasaron, principalmente por la corriente dorista que prevaleció en la Congregación de España.
El primer convento fundado en la Nueva España fue el de S. Sebastián, en la Capital, el 19 de enero de 1586. Las fundaciones se fueron sucediendo con relativa rapidez, y durante el Virreinato se tuvieron las siguientes:
• Puebla, Ntra. Señora de los Remedios, 1586.
• Atlixco, Ntra. Señora del Carmen, 1589.
• Morelia, Ntra. Señora de la Soledad, 1593.
• Guadalajara, Ntra. Señora de la Concepción, 1593.
• Celaya, Ntra. Señora del Carmen, 1597.
• Desierto de los Leones, Ntra. Señora del Carmen, 1606.
• San Ángel, Santa Ana, 1613.
• Querétaro, Santa Teresa, 1614.
• Salvatierra, San Ángelo, 1644.
• Tacuba, San Joaquín, 1689.
• Toluca, La Concepción, 1698.
• Oaxaca, La Santa Cruz, 1699.
• Orizaba, Santa Teresa, 1735.
• San Luis Potosí, San Elías, 1738.
• Tehuacán, Ntra. Señora del Carmen, 1745.
• Traslado al Desierto de Tenancingo en 1801.
Época de oro
La época aurea de nuestra Provincia bien la podemos encontrar en el siglo XVII y parte del XVIII. Llegó a haber más de 500 religiosos. La vida carmelitana se observó tan perfectamente durante este tiempo que, un testigo de vista pudo decir que “las casas de esta Provincia pueden competir con las mejores de toda España”.
La Decadencia
Por las mismas causas que las demás Ordenes antiguas de México, la nuestra empezó a flaquear en su observancia ya a mediados del siglo XVIII. Pero los trastornos políticos y sociales del 1800 la conmovieron hasta sus cimientos, de tal manera que casi llegó a extinguirse la Provincia a principios del siglo pasado.
Supresión
Dada la persecución religiosa de principios del siglo XX, Los padres de Valencia quisieron asegurar el derecho sobre lo adquirido y para ello pidieron a la Santa Sede la supresión canónica de la Provincia de San Alberto, (había en México sólo 25 frailes). La Congregación de Religiosos concedió al P. General, con fecha 26 de agosto de 1921, lo que los padres Valencianos habían pedido.
Terminado el conflicto religioso y vuelta la paz al país, empezó entre nuestros religiosos mexicanos el movimiento que, al fin, llevaría a las casas de México a la separación de España.
Principios de Restauración
En 1931 enviaron al Capítulo General del Monte Carmelo un memorial, avalado por la firma de casi todos los obispos de México, para conseguir la erección, o más bien la restauración, de la Provincia de San Alberto. El Capítulo dejó el asunto en manos del Ven. Def. General. Éste, gracias a la intervención del P. Bonifacio de la Sagrada Familia, Primer Def. General, concedió en febrero de 1932, que los religiosos mexicanos pasaran a depender directamente del Def. General y que pudieran abrir el Colegio Preparatorio y el Noviciado.
En México, tal determinación fue recibida con júbilo y como augurio de una total restauración. En la hermosa capilla de la Tercera Orden de Toluca se reunieron los Padres para poner en ejecución el decreto recibido. En él se nombraba Delegado del Ven. Def. General al R. P. Bernardo de Santa María y Consejeros a los RR. PP. Alberto de Santa Teresa y Manuel de la Madre de Dios.
Por rescripto de la Sagrada Congregación de Religiosos se constituyó en Semi-Provincia en el año de 1948.
Erección de la Provincia
La visita paternal del M.R.P. General Fr. Anastasio del Santísimo Rosario hecha en enero de 1960 trajo la tan deseada restauración de la Provincia. El Ven. Def. General la concedió el 29 de abril de 1960.
